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Entonces Dios le dijo a Oseas:

«A este niño lo llamarás Lo-amí,
que quiere decir “no-mi pueblo”.
Porque los israelitas ya no son mi pueblo
y yo he dejado de ser su Dios.
10 Pero un día los del reino de Israel
volverán a ser como la arena del mar,
que no se puede contar.

»Cuando llegue ese día,
ya no volveré a decirles:
“Ustedes no son mi pueblo”;
al contrario, les diré:
“Ustedes son mi pueblo,
porque yo soy el Dios de la vida”.
11 Ese día será grandioso,
pues yo les devolveré
a los reinos de Judá y de Israel
la grandeza que tuvieron.
Volverán a ser una sola nación;
tendrán un solo rey,
y volverán a Jerusalén
los que fueron llevados a otros países.

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